El perdón es un don maravilloso que ayuda al ser humano a sentirse libre.
Perdonar de mente y de corazón a aquellos que nos han hecho daño, es difícil aunque no imposible.

Es verdad que después de haber recibido una ofensa, todos tendemos al resentimiento, pero es natural puesto que somos humanos y, por tanto, imperfectos, pero lo que no es normal es que dicho resentimiento se convierta en perenne, ya que, al final, los perjudicados seremos precisamente los ofendidos.
El amor es la base del perdón. Por eso, si sabemos amar, también sabremos perdonar, puesto que entre uno y otro sólo hay un pequeño paso. Además, hemos de tener en cuenta que si perdonamos, a parte de sentir una total liberación o sanación interior, con nuestra actitud contribuiremos a transformar el corazón de quien nos había ofendido, porque tal vez esa persona precisaba más amor del que le podíamos dar y se sirvió de una ofensa para que comprendiéramos que necesitaba de nosotros más de lo que creíamos.

Por eso, si somos capaces de perdonar con todo nuestro ser, posteriormente recibiremos la recompensa, que no es otra que poder sentir el arrepentimiento en el corazón de nuestro ofensor. No obstante, aunque no se diera el caso, debemos perdonar de todos modos para sentir la satisfacción de ser honestos con nosotros mismos.
|