Sólo en el gozo de amar podremos encontrar la auténtica libertad. Sí, esa sensación de gozo es la que impulsa constantemente al hombre hacia el auténtico estado de libertad, porque amar y ser amado es la meta que todos ansiamos alcanzar, puesto que el hombre ha sido creado para el amor. Por tanto, si aprendemos a amar incondicionalmente con todo nuestro ser, posteriormente recibiremos la recompensa, que no será otra que el gozo y la plenitud que se adueñarán de nosotros, los cuales nos ayudarán a descubrir esa libertad que no se consigue a través de las drogas ni del sexo ni, por supuesto, en las playas del Caribe.
Ni siquiera mediante el dinero, con todo el poder que tiene actualmente, podemos aspirar a ser libres, puesto que éste en vez de liberarnos, nos ata y esclaviza cada día más.

Pienso que hemos de convencernos que el amor verdadero, el cual comprende desinterés, amabilidad, comprensión y confianza, es el único sentimiento que nos puede aportar auténtica libertad. Así mismo, ella será el pasaporte que nos allanará el sendero hacia la sublime felicidad. Sí, esa que tanto pretendemos alcanzar mediante los placeres que la vida exterior nos ofrece y que, en cambio, sólo hallaremos en nuestra alma.
El amor ha de nacer del corazón, porque una vez que hayamos conseguido ser poseedores de esa gracia, podremos permitir que se extienda fluidamente por todo nuestro cuerpo y, asimismo, que se grabe en nuestra mente. Esto será lo que llenará nuestra vida de gozo y por supuesto, lo que nos ayudará a encontrar una puerta abierta en nuestro interior. Dicha puerta será la encargada de darnos paso a la libertad de ser nosotros mismos. Esto significa vivir según nuestras convicciones o creencias, basando éstas siempre en el amor, sin importarnos en absoluto lo que los demás opinen de nuestra forma de pensar o de hacer.

En definitiva, siguiendo por el camino que libremente hemos elegido seguir, será como podremos transmitir amor y calor a cuantos nos rodean, ayudándoles con nuestra actitud a alcanzar su propia libertad.
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