Marruecos es un país cercano y exótico que sorprende por sus contrastes paisajíticos y por la idiosincracia de sus gentes. Allí se pueden visitar medinas medievales, ciudades históricas y modernas, montañas nevadas y desiertos con majestuosas dunas y puestas de sol fascinantes; y en dicho país conviven árabes con bereberes y legendarios tuaregs del desierto, algunos de los cuales incluso viajaron a Tombuctú cuando se creía que dicho lugar sólo existía en la imaginación de aquellos intrépidos "hombres azules". 

Cabe destacar las ciudades imperiales de Fez (con una medina enorme) y Marrakech (denominada "puerta del desierto"), la mítica Casablanca, la capital Rabat, la Cordillera del Atlas, los ancestrales pueblos bereberes, la fotogénica y cinematográfica kasbah de Ait Ben Haddou y, sobre todo, el desierto de Merzouga donde las noches, con su cielo límpido, se convierten en un espectáculo perfecto con sus estrellas "cayendo en cascada" sobre quienes las admiran, y con sus amaneceres y ocasos dignos de dioses.